El Gaucho Martín Fierro es un poema narrativoargentino, escrito en verso por José Hernández en 1872 en la cuidad de buenos aires, este libro es también conocido como «La Ida». Ambos libros han sido considerados como libro nacional de la Argentina, bajo el título genérico de «El Martín Fierro». En «La Ida», Martín Fierro es un gaucho trabajador al que la injusticia social lo vuelve gaucho matrero (fuera de la ley).
“Aquí me pongo a cantar” es una fórmula de la poesía gauchesca. Averigüen quién fue el primer escritor en utilizarla.
En la segunda y tercera estrofa, el gaucho Martín Fierro invoca la ayuda de los Santos y a Dios. Averigüen a quiénes invocan los poetas de las épicas clásicas.
¿Qué lo motiva a contar su historia?
Señalar la métrica y la rima de la primera estrofa.
El lenguaje gauchesco, que remeda la lengua que hablaban los gauchos, presenta ciertas características fonéticas que lo diferencian de la lengua culta. Por ejemplo, el cambio de la x por la s (estrordinaria>extraordinaria). Detecten en el texto al menos cinco de estas particularidades y compárenlas con la pronunciación culta.
En el primer canto, Martín Fierro se describe a sí mismo. ¿Cuáles son las características que lo identifican? ¿Qué comparaciones y/o metáforas utiliza para describirse?
En el segundo canto, Fierro describe un pasado feliz. ¿Qué situaciones describe? ¿Qué imagen del gaucho construye a través de esta descripción del pasado?
En el segundo canto se mencionan dos platos típicos: la carbonada y la mazamorra. Busquen recetas o pregunten a sus familiares y conocidos si saben cómo se preparan.
En los versos 255-258, Fierro abandona el uso del tiempo pasado e introduce un comentario sobre su presente. ¿En qué ha cambiado la situación del gaucho entre aquel pasado feliz y el presente de su canto?
Cuando llega el Juez de Paz a la pulpería para reclutar a los gauchos, hay dos extranjeros presentes ¿de qué nacionalidades son?
¿Cómo se prepara Fierro para su servicio en la frontera?
¿Con qué palabra describe al cantón? ¿Por qué?
Fierro menciona dos métodos de castigo que les aplicaban en la frontera: la estaquiada y la cepiada. ¿En qué consistían?
¿Qué tareas realiza Fierro en el fortín?
En el verso 412 se menciona “Palermo” haciendo referencia a Palermo de San Benito, la antigua estancia de Rosas ubicada donde hoy está el Parque Tres de Febrero, en el barrio de Palermo. En este barrio se encuentra el Museo de Motivos Argentinos José Hernández (Av. Del Libertador 2373) donde se pueden apreciar todas las colecciones que hacen a nuestras tradiciones, incluidas todas las traducciones del Martín Fierro. Averigüen por qué se menciona Palermo en relación con la brutalidad que padecen los soldados en el fortín.
El otro lugar que se menciona en el poema es Ayacucho. ¿Por qué lo menciona Fierro? ¿Dónde se encuentra esta ciudad? ¿Qué fiesta se desarrolla actualmente allí?
¿Cómo eran las armas que había allí? ¿Por qué no había municiones?
Los indios están descriptos como salvajes. Ejemplificá esta afirmación con al menos dos datos.
Al final del canto tercero, Fierro relata la primera vez que mata a alguien. ¿A quién mata? ¿Por qué?
¿Qué negocios turbios realizaba el pulpero?
Un malentendido ocasionado en parte por una barrera lingüística resulta en Fierro estaquiado. Relata brevemente el episodio.
¿Qué decisión toma Fierro cuando encuentra una tapera donde estaba su rancho y se entera de que su mujer y sus hijos se han ido?
¿Qué hechos posteriores pueden explicarse a partir de esa decisión?
En el canto VII, Fierro provoca verbalmente a un moreno que llega al baile con su mujer. ¿Qué le dice a ella? ¿Y al negro?
Cuando la negra se acerca al cadáver del moreno, ¿qué intención tiene Fierro? ¿Qué reflexión te sugiere su actitud?
Fierro cuenta que no le dieron sepultura al moreno y por eso “cuando es la noche serena/suele verse una luz mala/ como alma que anda en pena”. ¿Qué es la luz mala?
Explicá con tus palabras los siguientes versos del canto VIII: “En su boca no hay razones/ aunque la razón le sobre,/ que son campanas de palo/ las razones de los pobres”.
El escritor Abelardo Castillo ha dicho que la amistad entre Cruz y Fierro comenzó por una traición. ¿Cómo se justifica esa idea?
¿Qué hace Fierro después de matar a todos los policías?
En el canto X, Cruz relata su historia a Fierro. Transcribe los comentarios que realiza sobre las mujeres.
En el canto VII, antes de la muerte del moreno, Fierro dice “Supe una vez por desgracia/que había un baile por allí/y medio desesperao/ a ver la milonga fui””. En el canto X, Cruz dice: “Supe una vez pa mi mal/ de una milonga que había, /y ya pa la pulpería/ enderecé mi bagual”. Este paralelismo en los versos refleja un paralelismo en las situaciones vividas por Cruz y por Fierro. Explicar.
El Gaucho Martín Fierro es un poema narrativo argentino, escrito en verso por José Hernández en 1872 en Buenos aires, obra literaria considerada ejemplar del género gauchesco en Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur (al sur de Brasil). Debido a que tiene una continuación, La vuelta de Martín Fierro, escrita en 1879, este libro es también conocido como «La Ida». Ambos libros han sido considerados como libro nacional de la Argentina, bajo el título genérico de «El Martín Fierro». En «La Ida», Martín Fierro es un gaucho trabajador al que la injusticia social lo vuelve gaucho matrero (fuera de la ley).
Narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. El poema es, en parte, una protesta en contra de la política del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento de reclutar forzosamente a los gauchos para ir a la frontera contra los indígenas.
Martín Fierro es un poema narrativo, obra literaria considerada ejemplar del género gauchesco en Argentina. Se publicó en 1872 con el título El Gaucho Martín Fierro.
Narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. El poema es, en parte, una protesta en contra de las tendencias europeas y modernas del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento.
Consta de trece capítulos: I Cantor y Gaucho, II Ayer y Hoy, III Sirviendo en la frontera, IV El pulpero. A buena cuenta., V Gringos en la frontera. La estaquiada., VI Desertor. Las ruinas del rancho., VII Pelea con el moreno., VIII El ser gaucho es un delito., IX Matreriando. La lucha con la partida., X Por culpa de una mujer., XI A bailar un pericón., XII Ansí estuve en la partida., y XIII A los indios me refalo.
Leopoldo Lugones, en su obra literaria El payador calificó a este poema como "el libro nacional de los argentinos" y reconoció al gaucho su calidad de genuino representante del país, emblema de la argentinidad. Para Ricardo Rojas representaba el clásico argentino por antonomasia. El gaucho dejaba de ser un hombre "fuera de la ley" para convertirse en héroe nacional. Leopoldo Marechal, en un ensayo titulado Simbolismos del "Martín Fierro" le buscó una clave alegórica. José María Rosa vio en el "Martín Fierro" una interpretación de la historia argentina.
Este libro ha aparecido literalmente en cientos de ediciones y fue traducido a más de 70 idiomas.
En El Gaucho Martín Fierro, el protagonista es un gaucho reclutado para servir en un fortín, defendiendo la frontera argentina contra los indígenas. Su vida de pobreza en las pampas es – algo muy frecuente en la literatura de la época – romantizada; sus experiencias militares no lo son. Después Fierro se convierte en un fugitivo perseguido por la policía. Estando en batalla contra ellos, consigue un compañero: el Sargento Cruz, que inspirado por la valentía de Fierro se une a él en medio de una batalla. Ambos se ponen en camino para vivir entre los indios, esperando encontrar allí una vida mejor. Así, concluyendo en que es mejor vivir con los salvajes que en lo que la 'civilización' les preparaba.
Aún se especula si existió efectivamente un gaucho llamado Martín Fierro en el pago y hacia el tiempo en que Hernández sitúa su poema-novela, algunos aducen que efectivamente por la zona del Tuyú e incluso de la entonces llamada Lobería Grande (actual ciudad de Mar del Plata) lugar en donde los Hernández llegaron a poseer una estancia y donde el autor pasó gran parte de su niñez y juventud, vivió un gaucho "matrero" (rebelde) con ese nombre y ese apellido (bastante comunes); la mayoría de los críticos literarios y gran parte de los historiadores sin embargo suponen al personaje del poema como un sujeto ideal y paradigmático de los gauchos hasta los años 1880, téngase en cuenta que el gaucho Don Segundo Sombra existió realmente más allá de su literaturización; en todo caso en la Costa Atlántica bonaerense, entre los cardales, dunas y, sobre todo, los densos bosquecillos de curru mamil que se encontraban en torno a la que luego sería Mar del Plata; está documentado, sobre todo tras la batalla de Caseros y en tiempos de la Guerra de la Triple Alianza, se refugiaban muchos gauchos tenidos por "vagos" (sin papeleta de "conchabo") y "malentretenidos".
José Hernández era hijo de Rafael Hernández e Isabel Pueyrredón – sobrina de Juan Martín de Pueyrredón. Pasó sus primeros años de vida en este lugar, que debe abandonar en 1840, ya que su familia debió trasladarse al interior de la provincia, por razones laborales.
Demostró ambición por el estudio en la instrucción primaria, pero debió abandonar por causas de una enfermedad repentina y se marchó al campo en busca de salud. Desde entonces todo lo aprendió por esfuerzo personal: observador entusiasta de los rudos trabajos de ganadería que dirigía el padre y desempeñaban los gauchos, también él participó de estas tareas. Siendo joven entró en contacto con el estilo de vida, la lengua y los códigos de honor de los gauchos.
Fue un autodidacto y, a través de sus numerosas lecturas, adquirió firmes ideas políticas. Entre 1852 y 1872, época de gran agitación política, defendió la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales establecidas en Buenos Aires.
Participó en una de las últimas rebeliones federales, la de Ricardo López Jordán, un importante movimiento cuya primera rebelión finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández en el Brasil. Después de esta revolución, siguió siendo por corto tiempo asesor del general revolucionario, pero con el tiempo se distanció de él.
A su regreso a la Argentina, en 1872, continuó su lucha por medio del periodismo. También desempeñó los cargos de Diputado y Senador de la provincia de Buenos Aires. Ocupando este último cargo, defendió la federalización de Buenos Aires en un memorable discurso, enfrentándose a Leandro N. Alem.
Pero fue, sin embargo, a través de su poesía como consiguió un gran eco para sus propuestas, y la más valiosa contribución a la causa de los gauchos.
Antonio Berni (Rosario, Santa Fe; 14 de mayo de 1905 - Buenos Aires; 13 de octubre de 1981), fue un pintor, grabador y muralista argentino, sus padres eran de origen italiano: su padre —Napoleón Berni— era sastre nacido en Italia, y su madre —Margarita Picco— era argentina hija de inmigrantes italianos radicados en Roldán, un pueblo de la provincia de Santa Fe, a 30 km de Rosario. Berni nació en calle España 288 (entre Salta y Catamarca). Una placa con bajorrelieve indica el sitio.
Berni fue un artista representativo de la época que vivió; lo caracterizó el fuerte contenido social de su obra. Con una galería de personajes entre los que se destacan Juanito Laguna y Ramona Montiel, representantes de los sectores más bajos y olvidados. Su obra estuvo influenciada por los acontecimientos históricos que vivió a lo largo de su vida.
En 1925 consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa y en noviembre de ese año llegó a Madrid.
En febrero de 1926, el Salón de Madrid expuso "Puerta cerrada", es un paisaje madrileño que llamó mucho la atención, como si nadie antes hubiera pintado así la ciudad. Más tarde pintó otros temas españoles, "Toledo y el religioso" (1928), y "El Torero calvo" (1928).
Estando en esta ciudad advirtió que en realidad era París la cuna de la pintura española. Por eso decidió trasladarse a la "Ciudad Luz".
En París asistió a los cursos de los pintores franceses André Lhote y Othon Friesz, en la Academia libre de la calle Grande Chaumiere. Y aunque sólo estudió unos meses allí, su influencia se dejó sentir en una serie de desnudos figurativos.
Hacia 1927 se instaló en Arcueil, a 6 km al sur de París, en el valle del río Biévre. Se conocen dos paisajes de Arcueil de 1927.
De ese año son "Paisaje de París", también los óleos: "El mantel amarillo", "Desnudo", "La casa del crimen", "Naturaleza muerta con guitarra".
Terminada la beca, Berni volvió por unos meses a Rosario, pero al poco tiempo retornó a París, ahora con un subsidio del Gobierno de la provincia de Santa Fe.
A fines del invierno de 1928 hizo una exposición individual en la Galería Nancy de Madrid.
Participó junto con Libero Badii, Héctor Basaldúa, Horacio Butler y Lino Enea Spilimbergo de una muestra que organizó Butler y trajo a Buenos Aires con destino a la Asociación Amigos del Arte.
La exposición, que fuera visitada por el entonces Presidente de la República, Marcelo T. de Alvear, recibió el beneplácito del público e inclusive se vendió una obra de cada expositor. Berni concurrió personalmente a la Casa de Gobierno de Argentina para cursar dicha invitación.
En 1929 Berni presentó una muestra individual en Amigos del Arte y luego en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario. Además intervino en el XVIII Salón Nacional (Buenos Aires), allí exhibió su obra "Toledo o el religioso".
En 1928 conoció a Louis Aragón, poeta, novelista y ensayista francés, uno de los líderes del movimiento dadaísta y del surrealismo. Aragón lo acercó al surrealismo y también a André Bretón, poeta y crítico de arte.
Por otra parte Berni en ese año se relacionó con el joven pensador Henri Lefebvre, uno de sus mejores amigos franceses, quien lo iniciará en la lectura de Marx. También conoció a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado.
Sin lugar a dudas la retrospectiva de Giorgio de Chirico y el conocimiento de las obras de Magritte serán los elementos fundamentales que llevarán a Berni a ingresar al surrealismo.
Para Berni el surrealismo "es una visión nueva del arte y del mundo, la corriente que representa a toda una juventud, su estado de ánimo, su situación interna, después de terminada la Primera Guerra Mundial. Era un movimiento dinámico y realmente representativo".
Berni ayudó a Aragón en su lucha antiimperialista, en un país donde abundaban los chinos, africanos, vietnamitas, Berni ayudó a distribuir un periódico para las minorías asiáticas y colaboró con ilustraciones para otros diarios y revistas.
Estudió las obras surrealistas, leyó a los poetas y escritores de este movimiento y también a Freud.
En 1930 conoció al ensayista y poeta francés Tristán Tzara.
Berni iniciará su pintura surrealista, pero no pertenecerá, ni al automatismo de Miró, ni al onirismo de Dalí. En realidad tomó la pintura de De Chirico y le dio un contenido propio. "La Torre Eiffel en la Pampa", de 1930 es un ejemplo de ello. Nunca se supo si esta obra la realizó en Rosario o en París.
Por entonces, después del golpe de Estado de 1930, ya casado y con una hija decidió volver a la Argentina.
Al regresar, vivió por unos meses en una chacra de la provincia de Santa Fe, para luego instalarse en Rosario y trabajar como empleado municipal.
Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se adhirió por un tiempo al partido comunista.
En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como "Toledo o el religioso". Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó.
Tanto Europa como América, por entonces sufrían la crisis de 1929 en Estados Unidos y Argentina con la revolución del 30 había comenzado la llamada "década infame".
Rosario es un lugar especialísimo en esos años. Ahí se asentó la mafia, la de Chicho Grande y la de Chicho Chico, y la prostitución que tuvo su imperio en el barrio de Pichincha. En 1932 Berni se internó en ese universo para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada a Rodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. Era una zona de garitos y varités, que desaparecieron en 1937.
Y fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros. Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealista.
No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo ya que sufría la desazón, la desesperanza de la gente. Decidió asumir un compromiso con su país.
"El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos y en ese momento (década del 30) la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares crean una tremenda realidad que rompían los ojos", diría en 1976. Así comenzó la etapa del "realismo social".
Berni era un hombre con gran sentido del humor y sentía una gran necesidad del mundo de los justos. Luchó por ello siempre, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y se integró a ese mundo del que nunca se desligó.
De París trajo una gran carga política, influida sin duda por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado casi de fantasía ahora le era real, lo tenía ahí en su pueblo, en su país. Bretón decía "lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real". Y Berni lo tenía ahí en los hechos cotidianos.
En 1934 Berni comenzó a mostrar la problemática social de la década del 30 con sus obras "Desocupados" y "Manifestación".
No sólo la Argentina está en crisis. La desocupación, la pobreza, el comienzo del nazismo y fascismo, la Guerra Civil Española, espantan a Berni.
El retrato es una de las formas más importantes del realismo humanista, en Berni predomina el retrato humano, tanto en la década de 1930 como en la de 1940.
"Figura" fue primer premio del XXX Salón Nacional (Buenos Aires, 1940) y "Lily", el Gran Premio Adquisición XXXIII Salón Nacional (Buenos Aires, 1943). Esto significó obtener el máximo galardón de entonces.
También pintó "La mujer del sweater rojo" en 1935, "La muchacha del libro" de 1936, "Nancy" 1941, "La chica del balón" de 1934, "La niña de la guitarra" de 1938 y "Figura de chico" de 1941. Además hizo autorretratos, uno en 1934, otro en 1938 y el último en 1945. En "Paula y Lily" de 1941, pinta a su esposa de entonces y a su hija. Hacia fines de la década del 50 realiza algunos retratos que tienen como modelo a la poetisa tucumana Ariadna Chaves, una de sus musas argentinas.
En "Retrato" de 1946 muestra dos chicos de clase media acomodada, antítesis de sus personajes posteriores, Juanito y Ramona.
En 1937 presentó "Club Atlético Nueva Chicago" y en 1954 "Team de fútbol o Campeones de barrio".
Respecto al tango, pintará "Orquesta típica" en 1939, para recrearla en 1974 y 1975.
Otros aspectos tienen que ver con la vida cotidiana, como por ejemplo en "Primeros pasos" de 1936.
Berni inicia sus representaciones en Argentina de lo que será típico de la década de 1950: "La siesta" y "La fogata de San Juan".
Antonio Berni.
Galerías Pacífico. Ala sobre calle Viamonte. Mural Antonio Berni: "El amor o Germinación de la tierra"
Berni, en la década del 30 tuvo su experiencia muralista al intervenir en la construcción de "Ejercicio Plástico". Ya él había fundado el grupo "Nuevo Realismo".
Entre diciembre de 1941 y mayo de 1942 recorrió Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia con la idea de realizar estudios precolombinos por pedido de la Comisión Nacional de Cultura. Su obra "Mercado indígena" de 1942, la basó en fotos que tomó durante este viaje.
El mundo de la década del 40 será tan conflictivo como el del 30. Una nueva gran guerra sellará sus días. En América, en Costa Rica se produjo una guerra civil. En Panamá se instaló una dictadura. En Venezuela se derrocó al presidente Rómulo Gallegos y surgió la dictadura de Laureano Gómez. En Bogotá hubo una insurrección popular por el asesinato del dirigente liberal izquierdista Jorge Gaitán. Argentina no queda al margen de este tipo de acontecimientos. Se produjo en 1943 el golpe militar, con la destitución del presidente Ramón Castillo.
Berni de exquisita sensibilidad, observará y reflejará en su pintura esa realidad. En 1944 apareció la revista Arturo, que desatará un gran cambio, ya que introdujo definitivamente el arte geométrico adelantado por Emilio Pettoruti.
Berni también manifestó su dasagrado por la situación de 1945. Con un grupo de artistas decidió exponer sus pinturas en el subsuelo del edificio de la Sociedad Rural, en Florida al 400. En el catálogo explicaban que las obras estaban destinadas al XXXV Salón Nacional pero que había decidido hacer una muestra al margen del Salón en adhesión a los anhelos democráticos del los intelectuales del país.
Berni mientras tanto pintará "Masacre" (1948) y "El obrero muerto" (1949). En 1951 hizo otra "Manifestación": mujeres y niños llevan un lienzo blanco en el que está dibujada la paloma de la paz, con un ramo de olivo en el pico. Ese año es el del primer ensayo de la bomba de hidrógeno, por parte de Estados Unidos, en el Pacífico. Todo esto influye en el ánimo de Berni. Por otra parte todavía estaban en él los ecos de la 2º Guerra Mundial.
Durante 1951, 1952 y 1953 Berni se fue a Santiago del Estero donde realizó la serie "Motivos santiagueños". Santiago del Estero sufrió la tala indiscriminada de sus bosques. Ya por 1942, 20 firmas obrajeras eran dueñas de 1.500.000 ha. Pero la situación venía desde muchos años atrás, ya que la madera como la del Chaco sirvió para los durmientes de las vías del ferrocarril y como combustible vegetal, también para los ferrocarriles. La depredación ecológica existió, pero también, la social. Los beneficios obtenidos por los empresarios no volvieron a los trabajadores. La tierra, poco a poco se agotó y también el hombre.
Esta realidad la palpó Berni y, como lo hizo siempre, la expresó a través de su pintura. Así aparecerán "Los hacheros" (1953), "La marcha de los cosecheros", "La comida", "Escuelita rural" (1956); "Migración", "Salida de la escuela", "El mendigo", "Hombre junto a un matrero" y "El almuerzo".
En el período 1955-1956, hará la serie "Chaco". Estas pinturas las expondrá en París, Berlín, Varsovia y Bucarest. Aragón inclusive lo presentó en Moscú en la Galería Creuze, en 1955. También realizó múltiples exposiciones en el país, tanto individuales como colectivas. Expuso con otros grandes pintores contemporáneos a este periódo, Pedroni, Santieri, Giovanni Bressanini, Mónaco, Luis Videla, Cerrito, Borgarello, Robirosa, Alonso etc.
Por entonces Berni pintó algunos paisajes del suburbano: "Villa Piolín", "La casa del sastre" (1957); "La iglesia", "El tanque blanco", "La calle", "La res" "Carnicería" (1958), "La luna y su eco" (1960) y "Mañana helada en el páramo desierto". También de esa época son "Negro y blanco" (1958); "Utensilios de cocina sobre un muro celeste" (1958) y "El caballito" (1956).
Mientras el mundo sufría la guerra de Corea en 1953, la invasión a Hungría por parte de la Unión Soviética en 1954 y en Argentina caía Perón, el mundo interior de Berni se componía de nuevas imágenes. A su vuelta de Santiago del Estero comenzó a hurgar hasta que en 1958 surgió claramente su nuevo personaje, Juanito Laguna, y poco tiempo después aparecerá también, Ramona Montiel. La historia de estos dos seres lo envolverán por tiempo y con ellos trascenderá mucho más. Tanto los "Juanitos" como las "Ramonas" se cotizaron en el mercado exterior a precios incalculables.
Desde su cargo como Director de Relaciones Culturales de la Cancillería (1960) durante el gobierno de Arturo Frondizi, el crítico y amigo Rafael Squirru envió los grabados del artista a la Bienal de Venecia, donde recibieron el Primer Premio. Al ser nombrado Squirru Director de Cultura de la Organización de Estados Americanos en 1963, promovió nuevamente la obra de Berni organizando exposiciones importantes como la de 1966 en el New Jersey State Museum de Trenton.
En 1965 hace su muestra en el Instituto Di Tella, La voracidad o la pesadilla de Ramona
En 1976 Berni se va a Nueva York. Allí pintó, hizo grabados, collage, y presentó en la Galería Bonino una muestra titulada "La magia de la vida cotidiana". Durante su estadía en esa ciudad hizo 58 obras que quedaron en la Galería para una muestra en Texas que nunca se realizó. En 1982, después de su muerte, llegaron a Buenos Aires.
En esa época también pintó tres óleos referidos a Juanito y a Ramona, "Juanito en la calle", "Juanito Laguna going to the factory", "El sueño de Ramona".
Preocupado por el mundo que lo rodeaba, en Nueva York quiso conocer a su gente, saber de sus costumbres, de sus posibles necesidades. Así fue como salió a la calle, observó y pintó. Entonces conoció una sociedad opulenta, consumista, donde la publicidad es la mejor vendedora, donde él siente que hay riqueza material y pobreza espiritual, muy distante de la de Juanito, o de la de Santiago del Estero. Entonces decidió hacer un arte social con ironía.
De esta época es "Aeropuerto", "Los hippies", "Calles de Nueva York", "Almuerzo", "Chelsea Hotel" y "Promesa de castidad".
En el año 1981 se inauguró "La casa de Antonio Berni". Una Galería de Arte y Casa de Subastas de más de 400 metros cuadrados, ubicada en la calle Cangallo 332 (zona inusual para el arte, por ser un lugar rodeado de bancos, financieras, bolsa de comercio, bolsa de cereales, etc.) Su director fue Humberto Golluscio, amigo personal de Antonio Berni. Fue la sala de arte más importante del momento, en la cual se realizó una muestra individual de los murales del Gran Maestro.
La Casa de Antonio Berni, año 1981
Berni ofició de anfitrión para que en la sala se realizaran muestras de artistas jóvenes. También se le rindió un gran homenaje a Florencio Molina Campos, y fue el mismo Antonio Berni el encargado de presentar la muestra. La misma contaba con 115 obras cedidas por el museo "Florencio Molina Campos" de Moreno, gracias a su directora, María Elvira Ponce Aguirre de Molina Campos. En "La casa de Antonio Berni" se llevaron a cabo muchas subastas con gran éxito, siendo la subasta benéfica para la Fundación Favaloro, la que contó con mayor cantidad de público, y un éxito inusitado para la época.
Entre abril y mayo de 1981 Berni tocó el tema del Apocalipsis al exhibir los murales realizados para la capilla del Instituto de San Luis Gonzaga en General Las Heras.
También ese año da testimonio del gran tema de su vida: "el destino del hombre". "Cristo en el garage" es un hombre común, que ocupa el centro del espacio. En el techo hay una claraboya por donde se ve el cielo, a la derecha una ventana abierta permite ver el paisaje de las fábricas y al otro lado se observa la motocicleta. Berni posiblemente quiso aludir a las torturas y las matanzas del mundo.
Por otra parte, en 1981, año de su muerte, Berni pintó una mujer desnuda en la arena, contemplando el cielo de una noche de luna. Es la mujer y la naturaleza, tal cual los creó Dios. Solo que un avión, objeto del hombre, pasa por el lugar para invadir el momento de paz y de armonía.
Estos fueron sus últimos óleos, ya que el 13 de octubre de 1981 Antonio Berni dejaba este mundo.
Unos días antes de su muerte, Berni en una entrevista decía: "El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura, es una forma de amor, de transmitir los años en arte."
Al año siguiente de su muerte, la Fundación Konex le entrega, en su primera edición de los Premios Konex dedicados a las Artes Visuales, el Konex de Honor al artista fallecido más relevante de la historia en la Argentina. quedara marcado en la historia de arte de argentina
Benito Quinquela Martín (Buenos Aires, 1 de marzo de 1890- ibídem, 28 de enero de 1977), cuyo nombre de nacimiento fue Benito Juan Martín, fue un pintor argentino. Hijo de una madre desconocida que lo abandonó en la Casa de Niños Expósitos, siete años después fue adoptado por la familia Chinchella, dueños de una carbonería.
Quinquela Martín es considerado el pintor de puertos y es uno de los pintores más populares del país. Sus pinturas portuarias muestran la actividad, vigor y rudeza de la vida diaria en la portuaria La Boca. Le tocó trabajar de niño cargando bolsas de carbón y dichas experiencias influenciaron la visión artística de sus obras.
Exhibió sus obras en varias exposiciones realizadas en el país y en el extranjero, logró vender varias de sus creaciones y otras tantas las donó. Con el beneficio económico obtenido por estas ventas realizó varias obras solidarias en su barrio, entre ellas una escuela-museo conocida como Escuela Pedro de Mendoza.
No tuvo una educación formal en artes sino que fue autodidacta, lo que ocasionó que la crítica no fuera siempre positiva. Usó como principal instrumento de trabajo la espátula en lugar del tradicional pincel.
Había empezado a dibujar inspirado en las escenas y colores que observó en el puerto, usaba técnicas intuitivas dado que ignoraba los más elementales conocimientos de dibujo, eran rudimentarios, torpes utilizando carbón y lienzos de madera como elemento de trabajo que posteriormente eliminaba para evitar las bromas de sus compañeros.
A los 14 iba a una escuela nocturna de pintura en la Sociedad Unión de La Boca, un centro cultural vecinal donde se reunían estudiantes y obreros para conversar. En esa academia se enseñaba casi de todo, desde música y canto, economía hogareña y otros cursos prácticos, mientras de día trabajaba en la carbonería familiar. Su maestro fue Alfredo Lazzari, pintor que le dio sus primeros conocimientos técnicos sobre el arte. Como práctica le daba yesos donde reproducía dibujos en claroscuro y realizaron excursiones a la Isla Maciel los domingos por la tarde para entrenarse con el dibujo de las escena al natural. Continuó hasta los veintiún años con el curso. Con 17 años entra al Conservatorio Pezzini Stiatessi, donde estudia hasta 1920. En esa academia conoció a Juan de Dios Filiberto y otros colegas con quienes se relacionaría durante toda su vida. Como este ambiente era muy distinto al que estaba acostumbrado, lleno de carbón y alejado de los libros intentó incorporar todo el conocimiento de golpe, después del trabajo iba a alguna biblioteca para intentar cubrir la carencia de educación formal. De toda la literatura que leyó la que más le impactó fue El arte del escritor Augusto Rodin, fue la que le despertó su vocación. En ese texto Rodin dice que el arte debe ser sencillo y natural para el artista, la obra que requiere esfuerzo no es personal ni valedera, conviene más pintar el propio ambiente que "quemarse las pestañas persiguiendo motivos ajenos", de esas enseñanzas Quinquela extrajó: "Pinta tu aldea y pintaras el mundo", nunca se apartó de este dicho. Su aldea sería el barrio de La Boca, sus vecinos y el puerto. Asistió además a las tertulias que se realizaban en la peluquería de Nuncio Nucíforo en Olavarría al 500, donde se conversaba de política, de cultura, de técnicas pictóricas y otros temas, se compartían lecturas y preocupaciones.
En 1909 se enfermó de tuberculosis, en esa época la enfermedad causaba muertes. Sus padres lo mandaron a la casa de su tío, en Villa Dolores, Córdoba, para que se curara con el aire serrano. Fueron seis meses de reposo que no solo le sirvieron para curarse sino también para relacionarse con otro pintor, Walter de Navazio, exponente de la pintura romántica que dibujaba los sauces y algarrobos que adornaban el paisaje. Pero este ambiente le hizo reforzar su idea de retratar solamente su propio mundo, el paisaje cordobés no lo inspiraba tanto como el puerto.
De regreso a su hogar, ya con la idea firme de continuar con su obra, montó un taller en los altos de la carbonería, donde recibió la visita de Montero, Stagnaro y la de Juan de Dios Filiberto quien además fue modelo vivo. Más tarde además de visitantes se convirtieron en inquilinos del lugar. Esta situación, los óleos sobre el lugar, el constante paso de gente y las discusiones hasta altas horas de la madrugada, sorprendió a los Chinchella. Además Benito usaba huesos humanos para estudiar su anatomía y se difundió el rumor que en el taller habitaban los fantasmas de los "dueños" de los esqueletos, se exageraba tanto que un día un amigo llevó todos los restos óseos al cementerio. Todo esto no contaba con la simpatía de Don Manuel, el padre, ni los fantasmas, ni los jóvenes ni la pintura. Y mucho menos que su hijo fuera un artista porque descuidaba su trabajo en el puerto. Un día a raíz de las fuertes discusiones y a pesar de que su madre lo apoyaba, Benito abandonó el hogar familiar, aunque siguió trabajando en el puerto para mantenerse y le dedicó más horas a la pintura debiendo alimentarse sólo de mate y galletas marineras.
Su vida fue a partir de entonces muy parecida al vagabundeo: durante un tiempo vivió en la Isla Maciel donde se relacionó con ladrones y malandra, lo cual no le incomodó. Llegó a conocer una escuela de punguismo con base en esa zona y le ofrecieron ser parte de ella pero no le interesó la idea. Pintó muchas telas con imágenes del lugar y aprendió mucho de los punguistas que -además del robo disimulado- tenían una serie de códigos de honor y hermandad que le interesó. Todos estos saberes abrieron su mente e hicieron más rica su pintura.
Montó sus talleres en distintos lugares, desde altillos hasta barcos (tuvo uno en el "Hércules", un navío anclado en el cementerio de embarcaciones de Vuelta de Rocha) sin embargo no duraría mucho con estas mudanzas, los ruegos de su madre para que regresara porque no vivía tranquila, más el consejo que le dio: "Si no te gusta el carbón, búscate un empleo del gobierno" lo hicieron retornar al hogar y conseguir un empleo como ordenanza en la Oficina de Muestras y Encomiendas de la Aduana en la Dársena Sur. Su nuevo empleo consistía en limpiar ventanas y cebar mate lo que le dejaba tiempo libre para pintar. Trabajó allí hasta que le solicitaron tareas de mensajero y traslado de caudales. Presentó su renuncia indeclinable, temeroso de lo que podía pasar si le robaban una encomienda, para entonces sabía mucho de punguismo.
A los pocos meses, en el año 1910, se presentó en una exposición, una muestra de todos los alumnos del taller de Alfredo Lazzari en la Sociedad Ligur de Socorro Mutuo de La Boca con motivo del veinticinco aniversario de esta sociedad. Participaron Santiago Stagnaro, Arturo Maresca, Vicente Vento y Leónidas Magnolo todos ellos principiantes y aficionados. Era el debut de Quinquela quien expuso cinco obras: el óleo Vista de Venecia, dos dibujos realizados a pluma Vista de Venecia y dos paisajes confeccionados con témpera. Estas obras, que no se conservan actualmente (excepto los dibujos en pluma) y no es posible recuperarlas, eran algo torpes pues no había adquirido la habilidad suficiente en sus manos
Benito deseaba crecer como pintor y sabía que debía mejorar su técnica para lograrlo. El maestro Pompeyo Boggio le enseñó técnicas de dibujo natural. Junto a él estudiaron con Boggio Adolfo Bellocq, Guillermo Facio Hébecquer, José Arato y Abraham Vigo, todos ellos se inspiraban en los problemas sociales del país según afirma el crítico Jorge López Anaya. Formaron el denominado "Grupo de los Cinco" o "Artistas del Pueblo". También escribieron artículos en el diario La Montaña de Leopoldo Lugones.
Ninguno de estos pintores era aceptado en el Salón Nacional, la principal galería que tenía la ciudad y por eso parecían condenados a las galerías menores. A partir de una idea de no se sabe quién crearon el Primer Salón de los Recusados, dedicados a los artistas no admitidos en el Salón Nacional. Fue creado en la avenida Corrientes 655 en un local cedido por la Cooperativa Artística. Allí Benito expuso Quinta en la Isla Maciel y Rincón del Arroyo Maciel, obtuvo críticas divididas: positiva del diario La Nación y de Crítica y negativa considerada un desacato por parte de los jóvenes pintores por el diario La Prensa, el semanario Fray Mocho y José Gabriel de la revista Nosotros. Lo significante es que la prensa, mal o bien, se había empezado a fijar en sus trabajos.
Se anotó como profesor de Dibujo en la escuela Fray Justo Santa María de Oro, dependiente del Consejo General de Educación, donde los obreros adultos concurrían a completar sus estudios secundarios, en el horario vespertino. Quinquela les enseñaba los secretos del dibujo ornamental con el fin de aplicar el arte a la industria. La idea concebida junto al maestro Santiago Stagnaro era acercar el arte a la clase obrera.